La presencia del tren significaba una garantía para la resistencia del Ejército de Batista, mas su pérdida desmoronó las esperanzas y
ocasionó una fuerte desmoralización de las tropas del gobierno dictatorial.
A fines de 1956, Ernesto “Che” Guevara, está entre los doce sobrevivientes del accidentado desembarco del Granma y se interna en la Sierra Maestra. En junio de 1957, el “Che” es nombrado Comandante y edita un periódico en plena selva: Cuba Libre.
Nos cuenta Eduardo Galeano en “Las venas abiertas de América Latina” que “El che Guevara decía que el subdesarrollo es un enano de cabeza enorme y panza hinchada: sus piernas débiles y sus brazos cortos no armonizan con el resto del cuerpo. La Habana resplandecía, zumbaban los cadillacs por sus avenidas de lujo y en el cabaret más grande del mundo ondulaban, al ritmo de Lecuona, las vedettes más hermosas; mientras tanto, en el campo cubano, sólo uno de cada diez obreros agrícolas bebía leche, apenas un cuatro por ciento consumía carne y, según el Consejo Nacional de Economía, las tres quintas partes de los trabajadores rurales ganaban salarios que eran tres o cuatro veces inferiores al costo de la vida”.
Continuaba describiendo Galeano: “[Luego del triunfo de la Revolución] en su despacho de La Habana, el Che Guevara me enseño que la Cuba de Batista no era sólo de azúcar: los grandes yacimientos cubanos de níquel y de manganeso explicaban mejor, a su juicio, la furia ciega del Imperio contra la Revolución”.
Todas las fuerzas posibles ya estaban aglutinadas contra la dictadura: ciudad, llanura y montaña. La gran ofensiva contra Sierra Maestra terminó en vergonzosa retirada del ejército regular cubano. Así, a lo largo del eje Sierra Maestra-Santiago, la revolución avanzará a pasos agigantados. Sobre La Habana, convergirán las columnas del ejército rebelde comandadas por Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos. Hasta la provincia de Las Villas (centro de la Isla) fue una especie de paseo guerrillero. No obstante, el desesperado dictador Fulgencio Batista, intentará una última maniobra. Convoca a elecciones, reservándose el derecho de designar sucesor. Pero la falacia “aperturista” se desmorona. Los comicios no interesaron a nadie. El designado por Batista, Rivero Agüero, no llegará a tomar el gobierno. La concurrencia electoral no llegó al 30% en La Habana y no pasó el 10% en las zonas rurales, e igualmente son datos “inflados”. Batista y los suyos comprenden su absoluta soledad.
Mientras tanto, el Ejército Rebelde se prepara para las dos últimas y decisivas batallas. En Guisa, provincia de Oriente, Fidel derrota a un enemigo provisto de vehículos blindados. Y en Santa Clara, capital de Las Villas, el “Che” –que se encuentra desde un par de días antes allí- anula un tren blindado de los leales a Batista. Antes que esto, tuvieron que desalojar de la Loma de Capiro al enemigo, éste se retira hacia el tren blindado que se descarrila debido a que los rebeldes habían destruido las líneas ferroviarias y, después de un intenso combate, es obligado a rendirse.
También Galeano, pero en Memoria del Fuego 3, El Siglo del Viento, enfatiza: “Queda Cuba cortada en dos cuando Camilo Cienfuegos se hace dueño del cuartel de Yaguajay, tras once días de combate, y el Che Guevara entra en la ciudad de Santa Clara. La fulminante ofensiva arrebata a Batista la mitad del país”.
Finalmente el 1° de enero de 1959, Batista huyó de la Isla y Fidel Castro lanzó, desde la Sierra Maestra, la proclama de “¡Todo el poder al Ejército Rebelde!”. Se desencadenó una huelga general que paralizó al país por seis días. Al día siguiente, el “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos entraban en La Habana al frente de las columnas rebeldes, y formaban un gobierno de coalición en el que estaba representada toda la oposición.
Fidel Castro, el jefe rebelde, llegó a La Habana el 8 de enero. ¡Se acabó el son! Comienza la verdadera revolución.
Luis Vitale en “De Bolívar al Che” analiza: “Ernesto Guevara fue afinando su estrategia global desde el primer momento […]. El 30 de septiembre de 1960, en el discurso de despedida a las brigadas internacionales de trabajo voluntario, El Che manifestó que los problemas comunes de nuestros pueblos hacían factible una estrategia común de liberación nacional y social”.