Tras el anuncio oficial sobre la renovación de los trenes Sarmiento y Mitre, la Cámara Federal procesó también al maquinista Marcos Antonio Córdoba
y a Eduardo Sícaro, ex titular de la CNRT.
La presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien anunció el programa de renovación integral en los ferrocarriles, comenzó con todos los vagones de las líneas Mitre y Sarmiento –es decir el reemplazo de 409 vagones-, que contempla la compra de 55 coches nuevos, pidió la colaboración de los intendentes y los gobernadores, a quienes les solicitó que no apliquen "la doble imposición tributaria" en los combustibles y que sean "graduales" a la hora de aumentar los impuestos porque "impactan en el nivel de inflación", especialmente en el caso de los "ingresos brutos, un impuesto regresivo y de efecto cascada". Este plan renovador y expansivo de los trenes argentinos, además se complementará, con obras en los pasos a nivel y puentes peatonales. En total, implica una inversión de 4.900 millones de pesos que se suman al recambio de vías.
“Estamos en otra Argentina”, celebró Cristina Kirchner, con una amplia sonrisa en la cara y en las manos una foto tomada 24 horas antes, en la que un grupo de militantes juveniles y otro de oficiales de Marina compartía codo con codo la ceremonia de bienvenida de la Fragata Libertad, que tuvo lugar el miércoles 9 en Mar del Plata. Fue durante un acto en la Casa Rosada en el que la presidenta anunció el reemplazo total de las formaciones de las líneas Mitre y Sarmiento de trenes por unidades nuevas compradas a China, además de un plan de obras de pasos a nivel en una quincena de municipios del Conurbano, en lo que la mandataria llamó “la renovación ferroviaria más importante de los últimos 50 o 60 años”.
Por último, criticó al jefe de Gobierno porteño, “el genio de las finanzas Mauricio Macri” –quien por la mañana había criticado negativamente la política de desendeudamiento del gobierno nacional-, y además pidió que el país pague sus deudas, a quien le recordó [Cristina] que en 1982 el Estado absorbió las deudas de las empresas de su padre, Francisco Macri, y advirtió que aumentar el subte a 3,80 o 3,50 "es una barbaridad".
Antes de emprender una gira internacional, cuyo primer destino será una visita al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, convaleciente de la operación a la que fuera sometido hacía un mes en La Habana, y que completará en Emiratos Árabes, Indonesia y Vietnam, la presidenta Cristina, acompañada por el vicepresidente, Amado Boudou, y el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, calificó a las inversiones en el sector ferroviario como "la renovación ferroviaria más importante de los últimos cincuenta o sesenta años".
Cristina Kirchner aseguró, más adelante, que "los que estamos sosteniendo al país hoy somos los 40 millones de argentinos", y reivindicó "las políticas contracíclicas" del Gobierno nacional para que "las cosas, pese a esta crisis global formidable, se morigere y alcance en la menor medida posible a los argentinos".
Luego de adelantar que "hemos finalizado el año 2012 con un superávit comercial 12.633 millones de dólares, que revela que muchas cosas que se escuchan poco tienen que ver" con la realidad y aprovechó para hacer referencia a los últimos datos de recaudación impositiva, Cristina Fernández de Kirchner sostuvo que "necesitamos una gran unidad del pueblo argentino", para que “se puedan repetir escenarios como los de ayer", durante la llegada de la Fragata Libertad a Mar del Plata, en el que "los pibes" pudieron "compartir un momento histórico" con los "oficiales" de las Fuerzas Armadas. "No significa que los chicos piensen lo mismo que los militares, sino que pueden estar uno al lado del otro compartiendo algo que les importó y les interesa a todos los argentinos". Mostrando la foto que sostenía dijo “tira por tierra todas esas escenas histéricas” sobre supuestas divisiones insalvables de la sociedad argentina.
Por último, afirmó que "este es el país que todos queremos, que merecemos, que les debemos a los que ya no están, a nuestros hijos y a los que vendrán", ni siquiera sospechando que “los que vendrán” lo destruirían todo, y por voluntad popular, aunque alienada por los medios de comunicación concentrados.