
Miguel Ángel Butrón.
Irene Krichmar
Para esta efeméride transcribiré textualmente una nota de la hija de los desaparecidos mencionados, Marina Butrón, periodista, redactora de la sección deportes de Télam.
"Y PIENSO EN MIS VIEJOS Y EN EL PAIS QUE SOÑARON. Y PIENSO EN LOS 3”.
Cada 24 de marzo es una mezcla de sensaciones. Por un lado, como cada día, siento mucho orgullo por los padres que tuve, que fueron parte de esa generación llena de sueños que luchó por construir un país más justo y fue brutalmente reprimida.
Por el otro, es inevitable la bronca al pensar en tantos años de impunidad, con la incógnita de nunca saber qué les pasó, cuánto tiempo estuvieron cautivos, si los torturaron, quién los mató.
Mi historia es como la de tantos otros miles nacidos bajo la dictadura militar.
Soy hija de Miguel Angel Butrón e Irene Claudia Krichmar.
Marina Butrón, periodista, militante de Derechos Humanos.
Desaparecieron el 18 de junio de 1976, fueron de los primeros militantes desaparecidos de su grupo. Miguel tenía 27 años, era martillero público. Irene, 21, instrumentadora.
El 27/11/2011 a las 12 horas colocaron en República de la India 3155, Palermo, CABA, una baldosa con los nombres de Miguel Ángel Butrón e Irene Krichmar, militantes populares detenidos-desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar.
Yo tenía apenas unos meses y estaba con ellos cuando se los llevaron. Me dejaron en la puerta del edificio donde vivían mis abuelos, en la calle, esa madrugada. Algunos vecinos me querían llevar a la Casa Cuna. Por suerte el portero del edificio me reconoció y me entregaron a mi familia.
Siempre le estaré agradecida a este hombre que permitió que no me apropiaran y me hicieran vivir con otra identidad, como les pasó a tantos de mi generación. Lo pude conocer el año pasado y abrazarlo, cuando logramos contactarlo y volvió a aquel edificio en la calle República de la India, donde colocamos una baldosa en memoria de mis viejos. A ellos nunca los volvimos a ver.
El cantante y compositor popular Ignacio copani, familiar de los Krichmar, quien siempre se muestra parco a establecer su relación particular, pero no se desliga de su compromiso general con todos los desaparecidos y perseguidos por la dictadura.
Desde que regresé con mi familia del exilio en México, en diciembre de 1983, tengo el recuerdo de ir cada 24 de marzo a la Plaza con mi abuela Rita y su pañuelo, con mi abuelo Pedro y su dolor, con Nora que es la hermana de Irene y la madre que me crió, con Igna, con mis hermanas y amigas de alma... No éramos tantos.
Collage de fotos hecho con por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo de gran parte de los 30.000 desaparecidos.
Collage de fotos hecho con por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo de gran parte de los 30.000 desaparecidos.
Inclusive recuerdo alguna discusión con taxistas o colectiveros: la marcha siempre les complicó el tránsito. Es que, a la mayoría, la fecha se le hacía indiferente.
Las cosas cambiaron, sobre todo estos últimos años. Por la política de derechos humanos de Néstor y Cristina Kirchner, de la que hicieron una política de Estado; por el lugar que les dieron a las Madres y a las Abuelas; por acelerar los juicios; por haber declarado el día feriado y permitir que a los chicos se les cuente la historia en las escuelas, se reflexione sobre lo que pasó.
"Me lo contó un tachero (taxista)", es una página de Facebook que causa furor en Argentina. Allí los usuarios comentan y comparten decenas de citas con extraños consejos, opiniones políticas y hasta reflexiones metafísicas de estos trabajadores que se caracterizan por conversar sobre cualquier tema con sus pasajeros.
Hasta hace unos años nunca supimos nada de mis viejos. Fue el grupo de antropólogos forenses, encabezado por Carlos Somigliana, que identificó a una serie de NN encontrados en el cementerio de Avellaneda y ahí estaban los restos de Irene.
Carlos "Maco" Somigliana del EAAF : “La incertidumbre no hace bien”.
Pudimos saber que a mi mamá la mataron de varios balazos en la espalda, no mucho después de 1976. Dejé una muestra de ADN para ver si también encuentran a mi papá. No se cierran así las heridas, no sé si alguna vez se hará justicia, pero al menos se van evaporando algunos fantasmas.
Marina con uno de sus hijos.
Las cosas cambiaron. Mis abuelos ya no están. Hoy voy a la Plaza con mis hijos. Y pienso en todos los hijos y en los jóvenes que sin haber vivido en la época de la dictadura marchan cada 24, reivindicando esa lucha. Y pienso en las admirables Madres y Abuelas que la siguen peleando como siempre lo hicieron, desde el amor. Y pienso en mis viejos y en el país que soñaron. Y pienso en los 30.000. Presentes. Ahora y siempre.Marina con uno de sus hijos.