El éxito de Crítica fue uno de los sucesos editoriales más relevantes
de la historia del periodismo de este país.
Nació en el barrio porteño de Monserrat, en la Ciudad de Buenos Aires. Su familia era de clase media modesta o, más bien, baja y esa falta de recursos, propia de ella, lo hizo abandonar el secundario, cuando cursaba el segundo año, para trabajar y se inicia como cadete en el popular diario “Crítica” que dirigía el periodista uruguayo Natalio Botana. Allí es donde toma contacto con la que sería su verdadera profesión: el periodismo.
A los 17 años de edad se incorporó a FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) formándose como discípulo de Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz. Por su cabello con “motas”, su piel cetrina y sus ojos arábigos, se lo apodaba “el moro”. En los años cuarenta se introduce en el universo del tango y allí se vincula a Cátulo Castillo, Aníbal Troilo y José María Contursi, colaborando junto a ellos en la lucha gremial que encararon en la Sociedad de Autores y Compositores (SADAIC).
En el período en que gobierna el peronista, el de la “Nueva Argentina”, se mantiene consecuente al movimiento nacional y popular y desarrolla una importante experiencia periodística.
Durante 1955 se desempeñaba como secretario general de “El Líder”, periódico que reflejaba los intereses de la CGT (Confederación General del Trabajo). Después del golpe de Estado cívico-militar del 16 de septiembre de 1955 “El Líder” es intervenido, pero “el moro Álvarez” apela al “democratismo” abstracto del interventor, teniente de navío Reynaldo Salvador Tettamanti, para abrir las columnas del periódico a Jauretche y Scalabrini Ortiz. Mediante el apoyo de Víctor Álvarez, junto a Basilio Ruiz, Aldo Pacielo y Julio Maestre Wilkinson, entre otros periodistas insobornables, Scalabrini Ortiz y Jauretche convierten a “El Líder” en uno de los bastiones más recordados de la Resistencia. “Era un periódico de tantos y de pronto cubrió toda la escena –recordará Jauretche-. Fueron días gloriosos; los más gloriosos que puede vivir un periodista. Cuando él no va a los lectores, sino que los lectores vienen a él. Fue alimento de primera necesidad, como el pan, como la carne y el vino sobre el mantel de los humildes. Tiró 200.000 ejemplares, que se convertían en 2.000.000 porque pasaba de mano en mano”. El “moro” Álvarez fue gestor principal de esta gesta de “El Líder”, que culmina a fin de año cuando se produce la clausura definitiva.
En los años siguientes –y no obstante la persecución ejercida contra el peronismo y todo el movimiento popular- Álvarez continúa militando gremialmente y bregando por la unidad de todos los periodistas.
Fue un verdadero luchador por el desarrollo de la cultura nacional, fundando la Asociación Gardeliana que el 11 de noviembre de 1968 realizó “La Noche del Milagro” con un banquete multitudinario en La Boca, cortando el tránsito en Suárez y Necochea.
En 1973 con el advenimiento de “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, refundó el sindicato de Prensa y fue secretario general de FATPREN.
Con el locutor marplatense Vicente Chumilla emitió el programa “Entrelíneas”, en Radio El Mundo, emisora donde tenía a su cargo el noticiero de la noche. Con Osvaldo Ardizzone condujo el programa “Mañanas de domingo”.
Su trayectoria gremial se caracterizó por su total honestidad, y siendo secretario general del Sindicato de Prensa, siguió alquilando, junto a su familia, en Andalgalá 1785, del barrio de Mataderos. Más allá de las diferencias del Sindicato con la Asociación de Periodistas, motivadas en razones ideológicas, siempre fue reconocida la probidad y consecuencia de su conducta. El golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976 lo hundió por un tiempo en total depresión, al ver desmoronarse el movimiento nacional por el cual había luchado tantos años.
Pero, reponiéndose de esta derrota, en 1982 se dedicó a organizar la Asociación de Periodistas Jubilados.
El 17 de abril de 1984, cuando ingresaba al predio de la Sociedad Rural para completar un informe periodístico, sufrió un infarto masivo de miocardio que produjo su muerte inmediata.