Algunos sacerdotes no escondían su preferencia política por la izquierda peronista: en 1972, en el avión que trajo a Perón a la Argentina,
viajaban también Jorge Vernazza y Carlos Mugica.
Nace en Buenos Aires. Estudia en el Seminario Metropolitano licenciándose en Teología. La ordenación sacerdotal en 1951.
Destinado a la diócesis de Reconquista, regresa para asumir en su ciudad natal un cargo en el Seminario Mayor.
Pero… el Padre Vernazza no elige la cómoda carrera eclesiástica que era lo que naturalmente le iba sucediendo. Él opta por involucrarse y comprometerse con la injusta realidad social que atraviesa el país y las luchas de liberación que comienzan a gestarse.
Se radicalizan vastos sectores de la iglesia católica, entonces trabaja junto a los más pobres de la ciudad de Buenos Aires desde su lugar de párroco de San Francisco Solano en el barrio de Mataderos.
“El Padre llegó a la villa en 1968. Vivía en una casilla, tenía una carpintería y daba misas y cursos y en 1971 empezó a funcionar la guardería”. Recuerda Ricciardelli, otro cura del tercer mundo. Ricciardelli, Héctor Bozán y Vernazza formaban parte del Secretariado General del “Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo”.
El primer encuentro del Movimiento es realizado en Córdoba. Analizan la situación del país y de las villas de emergencia en Buenos Aires. Denuncian atropellos policiales y al mismo Plan de erradicación de Villas Miseria lleva a cabo por el gobierno de Buenos aires.
En 1972 integra, junto a Carlos Mugica, la comisión que acompaña a Juan Domingo Perón en su retorno a la Argentina. Mugica y Vernazza habían sido compañeros en el seminario de Devoto. En el ’73-’74 en la parroquia San Francisco Solano desempeña sus tareas pastorales como vicario. Carlos es asesinado el 11 de mayo de 1974 en la puerta de la parroquia, mientras Vernazza estaba en la sacristía y al escuchar los tiros se acercó al sacerdote acribillado y lo acompañó al hospital, donde murió.
Durante el terrorismo de Estado (1978) inician un nuevo Plan de erradicación de Villas Miseria, donde las topadoras enviadas por el Intendente Cacciatore disminuye el número de viviendas con las pocas pertenencias que las familias tenían, fueron reubicados en cualquier lugar.
Junto al Equipo de Pastoral para Villas de Emergencia de la Arquidiócesis de Buenos Aires- publica un documento denunciando el accionar represivo: “Informe sobre la situación en las villas de emergencia”.
Realiza, junto a otros sacerdotes (Miguel Ángel Valle y Héctor Botán de Villa Lugano, Daniel de la Sierra de Barracas, Rodolfo Ricciardelli de Bajo Flores, Jorge Meisegeier de Retiro y Pedro Lephaille de Mataderos) otro informe “La verdad sobre la erradicación de las villas de emergencia del ámbito de la Capital Federal”. El mismo se publica en octubre de 1980.
Ayuda a los vecinos de la Villa 1-11-14 (Barrio Rivadavia) presentando un recurso de amparo para 87 familias. Convoca a los laicos católicos a formar una comunidad de apoyo “Madre del Pueblo”, reúne a economistas, arquitectos, ingenieros, quienes formaron una Cooperativa destinada a la construcción de viviendas populares. La Cooperativa logra el amparo del CELS.
Encuentran un predio en San Justo (La Matanza), perteneciente a congregaciones religiosas. Los terrenos son adquiridos en 1979 con aportes de los socios. La construcción comienza ese año y en 1981 está terminado.
En el ’83 consiguieron el terreno para hacer el barrio San José Obrero en La Matanza.
De esta manera se levantan los barrios Nuestra Señora de Luján, en San Justo; Madre del Pueblo, en Merlo; San José Obrero en Laferrère; San Cayetano 1 y San Cayetano 2, en Rafael Castillo e inician los trabajos en Virrey del Pino.
Jorge Vernazza le otorgó siempre gran importancia a la reflexión de la historia de las luchas de la Iglesia junto al pueblo. Por eso realiza una compilación de textos sobre la vida del sacerdote Carlos Mugica, (Padre Mugica, una vida para el pueblo, publicado en 1984). También publica en 1989 “Para comprender una vida con los pobres: los curas villeros”.
En el final de su vida se desempeña como párroco en Parque Patricios, en Nuestra Señora de Caacupé (Barracas, Villa 21-24). Muere el 21 de agosto de 1995.