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Channel: PROFESOR DANIEL ALBERTO CHIARENZA
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30 DE ENERO DE 1726: EL GENERAL ESPAÑOL BRUNO MAURICIO DE ZABALA FUNDA MONTEVIDEO.

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Montevideo, fundada entre 1726 y 1730 por Zabala como plaza fuerte y asentamiento de trece familias canarias, se aprisionó en la época colonial detrás de murallas protectoras hasta que, terminado aquel período, las derribó y extendió su planta urbana impelida por las corrientes migratorias europeas.

Estuvo al frente de la gobernación de Buenos Aires desde 1717 hasta 1735. Felipe V de España había nombrado gobernador al marqués de Salinas, que no se hizo cargo, no obstante haber pagado 18.000 reales, porque el Consejo de Indias no lo creyó con capacidad militar para afrontar el conflicto con el reino de Portugal. Se le devolvieron los reales y se lo mandó a tocar la guitarra, pues eso sí lo hacía bien. El Consejo elevó una terna de candidatos al rey, pero éste no eligió a ninguno. Después de ofrecerlo a varios militares, designó a Zabala en febrero de 1716, que tomó posesión al año siguiente. Su período fue el más largo, y tal vez el más movido de los gobernadores rioplatenses.
Después de la paz española de 1720, los portugueses pusieron en obra lo que el gobierno español había recelado de los ingleses: es decir que hicieron desembarcos en la bahía de Montevideo con intención de poblar una ciudad, esa ciudad que las autoridades españolas no habían asentado todavía, todavía, con ser tantas las razones que mediaban para ello, y tan reiteradas –desde el tiempo de Hernandarias- las exhortaciones dirigidas al rey con el mismo propósito. Momentos de prueba eran aquellos para las autoridades de Buenos Aires y fortuna fue para España y para los pobladores del Río de la Plata tener entonces un gobernante como Bruno Mauricio de Zabala.
A principios de 1723, supo el gobernador que los portugueses habían desembarcado en Montevideo con más de trescientos hombres y sentado allí sus reales para fundar una ciudad.  
Zabala trajo la primera imprenta, en 1724, y no vaciló en improvisar un ejército con el que pasó a la otra banda del río: después de cruzarse algunos oficios con Vasconcellos, gobernador de la Colonia, se dirigió al ocupante de la bahía de Montevideo para echarle en cara “la violación de los tratados y la impensada irregular resolución de posesionarse de tierras ajenas, pagando tan indignamente la buena correspondencia de España a las obligaciones que ella impusiera con el rey de Portugal”. Desalojó a los portugueses que se habían establecido y fundó la ciudad de Montevideo en la fecha mencionada; debió luchar contra los comuneros paraguayos y correntinos, tomó posesión de las Misiones jesuíticas, que desde entonces carecieron de autonomía. Moriría en Santa Fe en el desempeño de su cargo.
Vale la pena transcribir la excelente descripción que hace del hecho el montevideano Eduardo Galeano en su saga “Memoria del Fuego”, el tomo II Las caras y las máscaras:
Montevideo
“Al oriente del arco del río Uruguay, las onduladas praderas paren más vacas que tréboles. Los bandeirantesdel Brasil, tragadores de fronteras, codician esta vasta mina de carnes y cueros; y ya la bandera de Portugal flamea en la costa del río de la Plata, sobre la fortaleza de Colonia de Sacramento. Por parar la embestida, el rey de España manda a fundar población en la bahía de Montevideo.
Al amparo del cañón y de la cruz, asoma la ciudad nueva. Brota de una punta de tierra y roca, que el viento golpea y los indios amenazan. Desde Buenos Aires llegan los primeros pobladores, quince jóvenes, diecinueve niños y unos cuantos esclavos que no figuran en la lista –manos negras para el hacha, la azada y la horca, pechos para dar leche, una voz para dar pregones.
Los fundadores, analfabetos casi todos, reciben del rey privilegios de hidalguía. Estrenan el derecho de llamarse don en ruedas de mate, ginebra y cigarros:
-A su salud, don.
-A la suya.
La pulpería huele a yerba y a tabaco. Es la primera casa con puerta de madera y pared de adobe entre las chozas de cuero desparramadas a la sombra del fortín. En la pulpería se sirve bebida, conversación y guitarra, y además se venden botones y sartenes, galletes y lo que sea.

De la pulpería nacerá el café. Montevideo será la ciudad de los cafés. Ninguna esquina será esquina sin un café cómplice para la confidencia o el estrépito, templitos donde toda soledad será refugiada y todo encuentro celebrado y donde el humo de los cigarrillos hará de incienso”.



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