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Channel: PROFESOR DANIEL ALBERTO CHIARENZA
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22 DE ENERO DE 1891: NACIMIENTO EN CERDEÑA DEL FILÓSOFO ANTONIO GRAMSCI.

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"Nino" Gramsci cuestionaba -después de la muerte de Lenin- al "comunismo ortodoxo" de la URSS tres cuestiones: el economicismo político, el determinismo económico y un materialismo metafísico 
en lugar de un materialismo histórico.


Antonio Gramsci (1891-1937) es un revolucionario italiano cuyo pensamiento se ha tornado célebre en el ámbito mundial. Constituye uno de esos “imprescindibles” de los que hablaba Bertold Brecht.
De origen humilde –empieza a trabajar a los once años- nace en Cerdeña, una de las zonas más atrasadas y marginales del sur de Italia.

Gramsci a los 15 años. 4 años ántes de escribir Oprimidos y opresores.
 
Desde muy joven Nino (así lo apodan) comienza a leer el diario socialista Avanti (Adelante) que su hermano Gennaro le envía desde Turín, aunque su primera visión ideológica fue el regionalismo de Cerdeña. Más tarde, en 1911, gana una beca de estudio y se traslada a Turín, el centro moderno, urbano, cosmopolita e industrial del norte de Italia, sede de la empresa FIAT. Allí, militando ya en el Partido Socialista Italiano (PSI), supera su regionalismo y estrecha filas junto a los trabajadores automotrices.
Saludando la revolución rusa de 1917 publicará en la edición nacional de Avanti (24/11/1917): “La revolución contra El Capital”, un texto clave en su formación teórica juvenil, donde defiende a los bolcheviques desde un ángulo totalmente polémico con el evolucionismo oficial de los principales intelectuales de la Internacional Socialista (principalmente Karl Kautsky y Jorge Plejánov). El joven Gramsci de este período –ya por entonces profundo admirador de la figura de Lenin- insiste, una y otra vez, en defender un punto de vista del socialismo marxista desde una perspectiva radical donde la batalla cultural se torna decisiva en la lucha de clases. Esa idea, aunque modificada, no lo abandonará en toda su vida.

Gramsci afirmaba que la lucha de clases no debía darse únicamente en un plano economicista, sino que la batalla tenía que ser fundamentalmente cultural para lograr la transformación integral de la sociedad.
 
Poco tiempo después, junto a un círculo de intelectuales militantes –Tasca, Terracini y Togliatti- funda L´Ordine Nuovo [El orden nuevo], órgano teórico de los consejos obreros. Estas instituciones proletarias construían su poder contra las patronales burguesas mientras desafiaban al mismo tiempo, el reformismo de los sindicatos tradicionales y la moderación del Partido Socialista.

Tapa del semanario L´Ordine Nuovo.
 
En L´Ordine Nuovoaparecen sus principales escritos juveniles consejistas. La revista se hace famosa. En el segundo congreso de la Internacional Comunista celebrado en Moscú el 30 de julio de 1920 Lenin planteará que: “debemos decir a los camaradas italianos que lo que corresponde a la orientación de la Internacional Comunista es la orientación de los militantes de L´Ordine Nuovo y no la de la actual mayoría de los dirigentes del PS”. Frente a este apoyo de Lenin, el 21 de agosto de 1920 Gramsci escribirá en L´Ordine Nuovo: “nos causa un gran placer saber que el juicio de los “cuatro alocados” de Turín ha sido aprobado por la más alta autoridad del movimiento obrero internacional”.

Lenin aprueba la conducción de los socialistas en Italia por parte del camarada Gramsci.
 
En septiembre de 1920 Gramsci participa en la ocupación de las fábricas y allí subraya la necesidad de crear una defensa militar obrera ya que, sostiene, “la ocupación pura y simple de las fábricas no resuelve el problema del poder”.
En enero de 1921, tras la finalización del período que se extiende entre la insurrección de agosto de 1917 y la derrota de la huelga general de abril de 1920, Amadeo Bordiga (que dirigía el periódico Il Soviet), Antonio Gramsci, U. Terracini, P. Togliatti, R. Grieco y otros se separan del PSI y fundan el Partido Comunista de Italia (PCI). Su primer gran dirigente fue Bordiga, no Gramsci, como habitualmente se sostiene (quien sin embargo era miembro del comité central).
El balance de la derrota del bienio rojo –los dos años de rebelión obrera y predominio del consejismo en Italia- divide las aguas. La principal conclusión que extrae Gramsci es que los obreros insurrectos del norte industrial no lograron construir la hegemonía sobre los campesinos del sur. Los trabajadores urbanos quedaron aislados. Por eso perdieron.

Hegemonía: la refundación de la ciencia política.
 
Gramsci atribuye la responsabilidad ideológica de ese fracaso al economicismo –acompañado de positivismo y culto de las ciencias naturales- predominante en la tradición socialista. Al reducir la perspectiva política socialista únicamente al nivel de reivindicaciones económicas, la ideología economicista impide a los trabajadores ir más allá de los reclamos inmediatos del mundo fabril.













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