El 14 de mayo de 1811, cuando un grupo de jóvenes oficiales paraguayos –entre ellos, Vicente Ignacio Iturbe, Antonio Tomás Yegros, Pedro Juan Caballero, Juan Bautista Rivarola y Mauricio Troche– se apoderan de los principales cuarteles de Asunción
y se sublevan contra el gobernador Bernardo de Velazco.
La caída del gobernador Velazco en Paraguay era cuestión de tiempo; la expedición de Belgrano no había hecho más que retardarla al unir en defensa de la autonomía a los partidarios del gobierno español (pytaguás) con la masa de la población. Sólo estuvo con Belgrano una minoría de porteñistas.
La conducta de Velazco y las tropas regladas españolas en Paraguary–que fue cobarde- contribuyó a minar su prestigio. En cambio la actuación de las milicias paraguayas y su oficialidad criolla, fue valiente y generosa. A poco de volver a Asunción los oficiales criollos que habían tomado parte en Tacuary, retomaron la idea de participar en el gobierno.
La posición de Velazco se hacía sospechosa. Ya antes de Tacuary estaba en comunicación con Diego de Souza, a quien había pedido apoyo para mantenerse contra porteños y paraguayos. Souza puso en San Borja (orillas del Uruguay, en las Misiones Orientales) 1.500 hombres y un poderoso tren de artillería. Para concertar un plan de acción llegó el 9 de mayo a Asunción el teniente brasileño José de Abreu, a quien habría asegurado Velazco “que todo su empeño era ponerse a los pies de la Serenísima Señora doña Carlota”; a lo menos así se dijo entre los criollos. La presencia de Abreu apuraría la revolución.
Al toque de queda (9 de la noche) del 14 de mayo el capitán Pedro Juan Caballero, seguido por otros oficiales criollos, se apoderó del cuartel de Infantería situado en la Plaza de Armas comprometido en el golpe; en la Plaza hubo un alboroto a los gritos de “¡mueran los pytaguás!”. Caballero dirigió una intimación a Velazco (“la Provincia está cierta de que habiéndola defendido a costa de su sangre, de sus vidas y sus haberes del enemigo que la atacó, ahora se la va a entregar a una potencia extranjera”); le pedía que “siguiera en el gobierno asociado de dos diputados” nombrados por los militares del cuartel de Infantería.
Velazco, apoyado en los jefes Gamarra y Cabañas, respondió negativamente y mandó cercar el cuartel de Infantería por las tropas regladas. Al amanecer del 15 hubo un combate, abandonado inmediatamente por los españoles. Caballero mandó cercar la Residencia del gobernador, situada en la mima plaza, emplazó cañones y exigió una respuesta satisfactoria: Velazco se encontró obligado a rendirse.
Triunfante el movimiento, los oficiales impusieron los dos diputados: el capitán español, pero plegado a la revolución, Juan Valeriano de Zeballos, y el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. Ambos, con Velazco formarían el “gobierno interino” hasta que un congreso resolviese en definitiva. Caballero quedó al frente de las tropas.
Surge la poderosa personalidad de Francia, que dominaría en forma excluyente la política paraguaya. Doctor en teología por Córdoba, de carácter dominante y áspero y vida austera y solitaria, habitaba en su quinta de Ibiray cerca de Trinidad. Tenía 36 años y había pasado su tiempo dedicado a la lectura y al ejercicio de la abogacía donde le destacó su inteligencia e insobornable honestidad. Propuesto como diputadopor su tío fray Fernando Caballero, los oficiales se opusieron por no ser Francia amigo de ninguno, pero acabaron por comprender que se necesitaba un civil, de capacidad notoria y alto prestigio moral.
El nuevo gobierno quedó integrado el 16. Redujo su gestión a convocar a un Congreso General de los principales vecinos de Asunción y representantes de las villas y pueblos de la provincia. Antes de reunirse éste, Francia y Zeballos, apoyados por el comandante Fulgencio Yegros, que había tomado la jefatura militar, depusieron a Velazco de su cargo nominal de presidente.
El Congreso General reunido el 17 de junio, eligió el 20 una Junta de Gobierno presidida por Fulgencio Yegros y compuesta por Francia, Caballero, el presbítero Francisco Javier Bogarín y don Fernando de la Mora.
Fulgencio Yegros, comandante de Paraguary y Tacuary, era el militar de más alta graduación del grupo revolucionario. No tomó parte en la revolución del 14 de mayo por hallarse ausente, pero se plegó a ella.