Juan Manuel de Rosas exigia respeto a la soberanía, pero no tenía animadversión hacia los empresarios ingleses radicados aquí y que, por el contrario, siempre se preocupó por asegurarles sus derechos a comerciar y a tener propiedades. En 1849, “setenta y seis británicos dirigen el 27 de octubre, una nota de agradecimiento al cónsul Southern. Entre sus apellidos encontramos a […] Gowland, Mackinlay, Tomkinson, Temperley, Robertson, Green [y otros]. ¿Qué dicen esos británicos? Hablan de la protección que invariablemente han recibido de Rosas; de su magnanimidad e indulgencia; de la libertad que han gozado en la posesión de sus propiedades y en sus negocios; de la bondad uniforme con que han sido atendidas sus solicitaciones. Por todo están ansiosos de que Rosas quede en el gobierno pues su retiro sería una gran calamidad pública y afectaría los más importantes intereses de la comunidad británica”. Por otra parte, debe recordarse que la política de puerto único, cerrando los ríos litoraleños, lo cual impide el comercio directo de los puertos de esas costas con el extranjero, resultaba muy favorable para los empresarios británicos, comerciantes y hacendados, radicados en la provincia de Buenos Aires. A su vez Mac Cann, en 1847, sostiene que “el comercio del Río de la Plata es muy considerable y se halla dirigido exclusivamente por extranjeros”. “Los ingleses, en gran número, habían adquirido desde tiempo atrás grandes extensiones de campos, monopolizando también el alto comercio de Buenos Aires sin que el Dictador lesionara en lo más mínimo sus intereses”. Por su parte, Lucio Mansilla afirma que “las facultades extraordinarias no se ejercían contra el extranjero […] El gringo, como regla casi sin excepción, ocupaba una situación favorecida […] Ser inglés, verbigracia, ¡qué pichincha entonces!”. Esta buena relación del Restaurador con los hijos de la rubia Albión provocaba la irritación de Tomás de Anchorena: “Las excesivas generosidades que está usted dispensando a los gringos me tienen de muy mal humor”. Sin embargo, puede afirmarse que, más allá de matices, los estancieros bonaerenses de esta época carecen de los vínculos y compromisos económicos que caracterizarán a los de fin de siglo (generalmente con los mismos apellidos pero ya vinculados con los ingleses, al frigorífico, en la economía agroexportadora). En la época de Rosas producen tasajo, es decir, carne salada, que venden a mercados esclavistas (Cuba, Brasil y Estados Unidos) y cueros, que venden a Gran Bretaña, pero, todavía no venden ni chilled beef, ni lanas. Y por tanto, no están sujetos, como lo estarán sus descendientes, al fuerte vínculo y al “comprar a quien nos compra” de las décadas futuras. Por otra parte, no les interesa entregar el mercado interno, como sí a los comerciantes que son la base social del grupo rivadaviano. Esta situación les posibilita un nacionalismo defensivo, que se expresa en la ley de Aduanas. Esos estancieros podían ser nacionalistas –es decir, acompañar una política soberana- porque ello no significaba cuestionar su propiedad ni sus negocios. Nacionalismo defensivo y defensa del orden constituido se dan entonces la mano. En cambio, sus nietos no podrán ser “nacionales”, porque el capital extranjero ya está metido en la estructura interna y enfrentar esos intereses significa cuestionar el orden, de modo que una consecuente política antiimperialista conduce a una posición revolucionaria. Orden y nacionalismo se conjugan en la mayor parte de estos estancieros pampeanos. Juega aquí también un aspecto superestructural. Los hombres como Rosas, ligados a ideologías y costumbres tradicionales, rechazan la prepotencia del inglés o el francés –por otra parte, portadores de una religión distinta- mientras que los ganaderos de fin de siglo ya están transnacionalizados, y sienten, como dirá una Bullrich años después, que “Europa es el hogar y Argentina apenas la oficina”. Sin embargo, cuando el perjuicio económico les molesta demasiado, muchos de estos estancieros tradicionales están dispuestos a sacrificar el nacionalismo, como ocurre wn 1839 con quienes integran el movimiento de “Los libres del Sur”.
↧