El actor Walter Santa Ana murió en el día que se indica a los 79 años, víctima de una larga enfermedad por la que estaba internado en el Sanatorio de La Providencia. Santa Ana se destacó en el teatro, el cine y la TV, y siguió actuando hasta sus últimos días, a pesar de que había perdido la visión casi por completo. El velatorio se hará en el Teatro Nacional Cervantes (Libertad 815).
Walter Santa Ana, pese a tener problemas visuales se forjó como un ícono del circuito teatral de los últimos 50 años, por integrar o encabezar elencos de decenas de obras, muchas clásicas como Galileo Galilei o Rey Lear, murió –como se dijo- en un sanatorio del barrio porteño de Balvanera. (Libertad 815).
“Actuar es paliar el dolor de la existencia humana”, declaró en 1995 cuando recibió el Premio Podestá. “Los actores no estamos preparados para el olvido, sino para el recuerdo. Me interesa la memoria, no como memoria pura, sino como ese interés que uno tuvo al recordar”, expresó en otra oportunidad.
Padre de la actriz Muriel Santa Ana, había nacido el 25 de diciembre de 1932, creció en la zona de la plaza Almagro, y aunque jugó al fútbol en Independiente, se acercó a la actuación por impulso de sus padres. En 1956 se recibió en la Escuela Nacional de Arte Dramático, pero ya hacía cuatro años que había comenzado la carrera en el Teatro de los Independientes, dirigido por Onofre Lovero. Gran amigo de Juan Carlos Gené (fallecido en enero de 2012), quien lo dirigió en clásicos como Ardiente paciencia, El Avaro o Krapp. También actuó en Danza macabra; La visita de la anciana dama; Lope de Aguirre, traidor; Mil años, un día; Medida por medida y La vida es sueño, entre otras.
Era fanático del jazz de Louis Armstrong, del tango de Carlos Gardel y del escritor Jorge Luis Borges, a quien también interpretó. En cine participó de películas como La sonámbula; Misteriosa Buenos Aires; Solo gente, y Perdido por perdido.