El establecimiento del sistema de enseñanza técnico-profesional durante los primeros gobiernos peronistas se constituyó en tema de análisis desde varias vertientes historiográficas.
Dichas interpretaciones señalan las causalidades en las necesidades del proceso de sustitución de importaciones, en tendencias discriminatorias y segmentadoras, en proyectos políticos de un nuevo bloque hegemónico, en demandas y posiciones educativas de consecuentes grupos sociales, en estructuraciones de los campos profesionales, en proyectos demagógicos, modernización y establecimiento del Estado de Bienestar, etcétera.
Dichas interpretaciones señalan las causalidades en las necesidades del proceso de sustitución de importaciones, en tendencias discriminatorias y segmentadoras, en proyectos políticos de un nuevo bloque hegemónico, en demandas y posiciones educativas de consecuentes grupos sociales, en estructuraciones de los campos profesionales, en proyectos demagógicos, modernización y establecimiento del Estado de Bienestar, etcétera.
En estos temas y en la existencia de la Universidad Obrera se inscribe una cuestión muy profunda de la cultura argentina. Bernetti y Puiggros elucubran: “La relación que el peronismo entre sistema escolar y educación laboral es uno de los temas que presenta más dificultades para ser abordado. Es quizás el mejor ejemplo del proceso que sufren los acontecimientos en sucesivas resignificaciones producidas por su participación simbólica en el devenir histórico que les sucede”.
El Estado peronista amplió y creó el sistema de Educación Técnica oficial como parte de construcción de un discurso hegemónico que recogía y articulaba procesos político-culturales más abarcativos. El mismo partía del nivel primario (cursos de preaprendizaje, misiones monotécnicas), incluía el nivel medio (escuelas-fábricas, escuelas industriales de la Nación) y llegaba hasta el nivel universitario (Universidad Obrera Nacional –UON-), gozando en su totalidad de un alto grado de autonomía respecto al sistema tradicional.
El Estado peronista amplió y creó el sistema de Educación Técnica oficial como parte de construcción de un discurso hegemónico que recogía y articulaba procesos político-culturales más abarcativos. El mismo partía del nivel primario (cursos de preaprendizaje, misiones monotécnicas), incluía el nivel medio (escuelas-fábricas, escuelas industriales de la Nación) y llegaba hasta el nivel universitario (Universidad Obrera Nacional –UON-), gozando en su totalidad de un alto grado de autonomía respecto al sistema tradicional.
En lo legislativo, este sistema se basó en una serie de decretos y leyes que pueden dividirse en tres grupos: los destinados la creación de los primeros niveles de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAOP) –decretos Nº 1538/44, 6648/45 y 964/46-, los referentes a la Dirección General de Enseñanza Técnica (DGET) –decretos Nº 17854/44, 2701/45, 9078/48 y 19379/48, y finalmente la ley referida a la creación del segundo ciclo de la CNAOP y la UON (ley 13229/48).
El decreto que dio origen a la CNAOP es del 3 de junio de 1944 sobre legislación del aprendizaje industrial y el trabajo de menores. Es importante comentar que éste no se limitó a la creación de establecimientos educativos, sino que además reguló otras cuestiones del trabajo de menores (horarios, condiciones de trabajo, seguridad, etc.).
En la CNAOP, durante los gobiernos peronistas, se encontraban representantes de los industriales y de los sectores obreros. El primer ciclo de la CNAOP tenía tres años de duración y se dictaba mayoritariamente en las Escuelas Fábrica. Estas funcionaban cumpliendo un plan mixto de enseñanza y producción durante 48 hs semanales. Contaban con una planta industrial dedicada a la especialidad, y se exigía como condición de ingreso la escolaridad primaria, que podía reemplazarse excepcionalmente por examen equivalente. La edad de los alumnos no podía ser inferior a 13 años y mayor de 18.
La gama de orientaciones que se ofrecía era muy amplia (electricistas de diversos tipos, mecánicos generales, radiocomunicaciones, motoristas agrícolas, tornería mecánica, fundidores, herreros, construcciones, etc.) Los cursos teórico-prácticos duraban 8 horas diarias (6 veces por semana), divididos en dos turnos de 4 horas cada uno. En el primer año de estudio, el 50% se destinaba al taller, el 25% a las disciplinas básicas, el 14% a materias de cultura general y el 11% restante a la tecnología de la especialidad. En segundo y tercer año se incrementaban las horas de disciplinas básicas y de tecnología, y se reducía lo relativo a cultura general. El certificado que se obtenía era el “experto”.
La gama de orientaciones que se ofrecía era muy amplia (electricistas de diversos tipos, mecánicos generales, radiocomunicaciones, motoristas agrícolas, tornería mecánica, fundidores, herreros, construcciones, etc.) Los cursos teórico-prácticos duraban 8 horas diarias (6 veces por semana), divididos en dos turnos de 4 horas cada uno. En el primer año de estudio, el 50% se destinaba al taller, el 25% a las disciplinas básicas, el 14% a materias de cultura general y el 11% restante a la tecnología de la especialidad. En segundo y tercer año se incrementaban las horas de disciplinas básicas y de tecnología, y se reducía lo relativo a cultura general. El certificado que se obtenía era el “experto”.
La ley sancionada el 26 de agosto de 1948 estableció la creación del segundo ciclo de las escuelas fábrica que correspondían al 4º, 5º, 6º y 7º años de esos establecimientos. Los egresos obtenían el título de “técnico de fábrica”.
En la misma ley se sanciona la creación de la UON. El funcionamiento fue reglamentado por decreto del PE del 7 de octubre de 1952.Evita en una acto de la E.E.T. Nº 4 “Antártida”.
Ilustración Musical
FIESTA - JOAN MANUEL SERRAT/JOAQUÍN SABINA.